El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue una de las figuras más trascendentes y controvertidas del inicio de siglo en América Latina, un icono del socialismo y de la controversia aclamado por unos como demócrata altruista y denostado por otros como un dictador populista embriagado de sí mismo.
Chávez falleció hoy a los 58 años dejando el legado de un proyecto socialista y nacionalista que ha polarizado la vida en Venezuela y un vacío en el liderazgo de América Latina, sobre todo, en los grupos que reivindican el antagonismo con Estados Unidos y el capitalismo. Extrovertido, carismático y alejado del recato, Chávez hizo hecho del ejercicio del poder un espectáculo televisivo erigiéndose en antagonista de Estados Unidos en Suramérica y en dominante absoluto de cuanto ocurre en su país, y mucho de cuanto sucede en la región, con un protagonismo que a nadie deja indiferente. Hay quien sostiene que para los venezolanos su liderazgo tuvo más de espiritual y religioso que de político y revolucionario. Por su discurso, fundamentalmente nacionalista, pasaron Jesucristo, el Che Guevara, Mao, Simón Bolívar o Marx en una extraña comunión que Chávez consiguió armar en forma de doctrina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario